El trastorno del comedor nocturno (NES) fue reconocido, en la quinta edición del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), como trastorno específico de la conducta alimentaria. Estos trastornos específicos de la alimentación (TA) también engloban: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, pica, trastorno por atracón, restricción de la ingestión de alimentos y trastorno de rumiación.

 

¿Qué es el trastorno del comedor nocturno (NES)?

 

Al trastorno del comedor nocturno (NES) se le conoce como ‘atracón nocturno’.

Aunque es bastante desconocido, se incluye dentro de los trastornos de la alimentación (TA), donde se engloban afecciones médicas graves que afectan a la capacidad del organismo para nutrirse adecuadamente. Derivando en problemas de salud que, además de enfermedades cardíacas y renales, en casos extremos, puede llevar al fallecimiento del afectado.

Su característica principal es la alteración de los biorritmos nutricionales y de los cambios físicos, mentales y conductuales que se suceden en el transcurso del día (24 horas). Esta alteración sucede por la necesidad imperiosa del doliente de concentrar el grueso de la ingesta alimentaria durante la noche, retrasando el resto de comidas diarias. De este modo, las personas con trastorno del comedor nocturno (NES):

  • Ingieren un 25% aproximado de su ingesta calórica diaria después de la cena, mínimo dos días a la semana.
  • No quieren comer por las mañanas y omiten el desayuno, al menos cuatro veces por semana.
  • Necesitan comer antes de irse a dormir.
  • Mantienen este patrón durante no menos de tres meses.
  • Son totalmente conscientes de sus ingestas nocturnas y las recuerdan.

 

Causas y consecuencias del trastorno del comedor nocturno (NES)

 

El trastorno del comedor nocturno (NES) es un trastorno multicausal.

Aunque se desconocen los motivos exactos de su origen, sí sabemos que está asociado a la ansiedad y a altos niveles de estrés, que viene precedido por otros trastornos de la conducta alimentaria (TA) y del espectro autista, y que se asocia a factores sociodemográficos como: el género, problemas sociales, problemas económicos o la vejez.

Algunas de las consecuencias directas del trastorno del comedor nocturnos (NES) son:

  • Alteración de los patrones del sueño.
  • Caos en los patrones de alimentación y deglución acelerada.
  • Trastornos de la imagen corporal.
  • Obesidad, al abusar de los hidratos de carbono.
  • Enfermedades provocadas por la obesidad o el sobrepeso.
  • Conducta impulsiva.
  • Limitaciones mentales para realizar una o más actividades cotidianas.
  • Estado depresivo a última hora de la tarde.

También se sabe que no es consecuencia del abuso o dependencia de sustancias tóxicas y que no está provocado por problemas de salud, ni por un efecto adverso a tratamientos farmacológicos.

 

¿Cómo tratar el trastorno del comedor nocturno (NES)?

 

El trastorno del comedor nocturno (NES) debe tratarlo un especialista conocedor de sus particularidades. Dicho especialista, necesitará establecer un diagnóstico antes de decidir el tratamiento más adecuado.

Por regla general, el diagnóstico se realiza mediante las herramientas conocidas como: ‘Night Eating Questionnaire’ (NEQ) y ‘Night Eating History and Inventory’ (NESHI).

El método terapéutico suele ser multidisciplinar, proporcionando atención orgánica, nutricional y psicosocial, con el objetivo de conseguir hábitos de alimentación saludables, un control del peso y un cambio en los trastornos del sueño y la capacidad de atención.

Los tratamientos farmacológicos se basan en antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina (SSSRI) y antagonistas de la melatonina.

Los tratamientos no farmacológicos suelen incluir:

  • Terapias cognitivo-conductuales que traten la necesidad de comer algo para poder dormir y el círculo vicioso que esta creencia genera, fomentando hábitos de alimentación y descanso saludables.
  • Terapias lumínicas contra los síntomas de depresión que conlleva el trastorno del comedor nocturno (NES).
  • Cronoterapia para que una exposición habitual a la luz ayude a promover un patrón de sueño adecuado, una alimentación organizada y la realización de ejercicio regular.

En definitiva, el objetivo es reconducir los problemas nutricionales, metabólicos, de sueño, de autopercepción, adaptación y tolerancia al estrés.