La infancia y la adolescencia son períodos cruciales para establecer las bases de nuestra salud. Asegurar niveles apropiados de vitamina k a bebés, niños y adolescentes será clave para su correcto desarrollo y crecimiento.

 

Importancia de la vitamina k en niños y adolescentes

 

Unos niveles adecuados de vitamina k en niños y adolescentes permitirán que el calcio se incorpore a sus huesos, contribuyendo al correcto desarrollo y fortaleza de su masa ósea.

La necesidad de almacenar y procesar calcio durante la infancia y la adolescencia es hasta diez veces mayor que en la edad adulta, lo que hace que la vitamina k sea aun más necesaria en esta etapa de la vida.

Por otro lado, las proteínas que permiten la correcta coagulación de la sangre, se fabrican en el hígado gracias a la vitamina k.

Esta función de coagulación es la que garantiza que nuestros vasos sanguíneos se cierran y cicatrizan ante una herida, evitando que nos desangremos o padezcamos hemorragias internas.

Finalmente, la vitamina k, también propicia que el calcio absorbido no se acumule en arterias y tejidos, favoreciendo una buena salud cardiovascular.

Todas estas funciones son de vital importancia para un correcto crecimiento. Pero, no olvidemos asegurarnos niveles adecuados de vitamina k también durante la edad adulta.

 

Importancia de la vitamina k en bebés

 

Pese a que la importancia de la vitamina k en bebés es aún mayor, todos los bebés nacen con deficiencia de vitamina k.

Esto se debe a dos motivos: aún no han adquirido las bacterias que producen esta vitamina en el intestino y porque a través de la placenta de la madre pasan cantidades insuficientes de vitamina k.

Aunque la madre consuma muchos alimentos ricos en vitamina k, o tome suplementos que aumenten sus niveles, la leche contendrá cantidades insuficientes de vitamina k para el bebé.

La función de coagulación de la vitamina k es vital para ellos porque impide pérdidas excesivas de sangre y hemorragias internas.

Para un bebé con deficiencia de vitamina k, cualquier traumatismo antes de los seis meses de edad pondría en peligro su vida en cuestión de minutos.

 

Cómo dar a nuestros hijos la vitamina k que necesitan

 

Todos los bebés podrían sufrir un sangrado por deficiencia de vitamina k. Por ello, es imperativo administrarles dosis adicionales, bien con una inyección intramuscular al momento de nacer o bien vía oral hasta los tres meses de edad.

Ha quedado demostrado científicamente que la efectividad es mucho mayor cuando la dosis adicional de vitamina k se aplica intramuscularmente.

Para niños y adolescentes que ya ingieren alimentos sólidos es importante concienciarlos de la importancia de consumir alimentos ricos en vitamina k o pondremos en peligro su salud.

Los alimentos más ricos en vitamina k son los vegetales de color verde oscuro, como: remolacha, coles de bruselas, col lombarda, col rizada, espinacas, nabo verde, perejil, cebollino, lechuga romana, brócoli, espárrago o repollo. Pero también: aceite de oliva, ciruelas pasas, piñones, kiwi o los higos, entre otros.

Cuando la ingesta diaria no es suficiente para alcanzar los niveles adecuados de vitamina k que necesita el organismo, podemos optar por complementar su dieta con suplementos de vitamina k de venta en farmacias. Siempre, previa consulta con un profesional sanitario que determine su conveniencia, y si podrían o no interactuar con algún tratamiento farmacológico que estén siguiendo.

 

Falta de vitamina k en niños y adolescentes

 

Las últimas investigaciones hablan de un alza en la falta de vitamina k en niños y adolescentes, resultante de una alimentación inadecuada.

La falta de vitamina k, en estas etapas de crecimiento, pueden llevarlos a padecer hematomas, problemas de sangrado, enfermedades coronarias y cardiovasculares u osteoporosis.

Un enfoque general de las ingestas diarias recomendadas de alimentos con vitamina k en niños y adolescentes, nos da los siguientes valores:

Lactantes

  • 0 a 6 meses: 2.0 microgramos día (mcg/día)
  • 7 a 12 meses: 2.5 mcg/día

Niños

  • 1 a 3 años: 30 mcg/día
  • 4 a 8 años: 55 mcg/día
  • 9 a 13 años: 60 mcg/día

Adolescentes

  • 14 a 18 años: 75 mcg/día (incluyendo mujeres embarazadas o en período de lactancia)

 

En caso de que nuestros hijos no tomen suficientes alimentos con vitamina k en su dieta diaria, consultemos con el médico la conveniencia de utilizar suplementos o complementos de vitamina k que compensen esta carencia.